El rabanito es una de las hortalizas más fáciles de cultivar y que menos paciencia exige al agricultor. Es un fácil cultivo en huerto urbano, y su producción puede escalarse durante todo el año.
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Plantación: El rabanito prefiere tierra suelta y esponjosa, le gusta que esté húmeda, pero no encharcada. Debida la rapidez de su ciclo, se suele cultivar mezclado con zanahorias o remolacha, permitiendo que las hortalizas de ciclo más largo consigan espacio para seguir desarrollandose una vez recolectados los primeros.
Abonado: Los rabanitos gustan del terreno bien abonado, sobre todo en azufre, del que es un gran devorador.
Recolección: Los rabanitos deben recogerse jóvenes, para que mantengan ese punzor picante característico y no se acartonen con la edad. Es buena idea ir aclarando y consumiendo los mayores a partir del día 30 de plantación, mientras esperamos que los otros consigan un tamaño adecuado.
Propiedades terapéuticas: Además de tener propiedades mucolíticas y favorecer el funcionamiento del hígado y la digestión, el rabanito es una notable fuente de antioxidantes, en particular de vitamina C y de Azufre.
Los rabanitos además, nos darán un espectacular colorido en nuestra mesa, y nos sorprenderán con ese toquecillo picante que tanto los caracteriza.
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